Transcurría la década de los setenta, años de realizaciones y de atenciones, le ofrecimos una despedida en nuestra casa colonial al Embajador Aurelio Vals, quien ya se había constituído en un gran amigo nuestro.
!Época hermosa¡ En la que surgía un sueño, que parecía imposible de espantar. Pero….
La deliciosa velada fue amenizada por un grupo de amigos pertenecientes a la Rondalla de la UASD.