9 de agosto de 2014
 
CIBAO. Con silueta de El Morro al fondo, así lucía el pueblo de Montecristi para 1906, una postal de la empresa alemana Stern & Shield con fotografia J. Aybar. 
 
Bernardo Vega es el editor de un libro con 53 tarjetas postales de la colección de MANUEL D. MENA. Un asomo al arte, la historia, la antropología, la política y la vida cotidiana de los primeros tres decenios del siglo XX en el país.
 
Yaniris López
Santo Domingo
FUENTE: LISTIN DIARIO
El ejemplar se perfila como una obra de referencia para coleccionistas,  urbanistas,  sociólogos, geógrafos, antropólogos, investigadores, nostálgicos y  todo aquel que busca y encuentra en el pasado motivos para regocijarse, para  aprender o simplemente rememorar tiempos mejores... o peores.
Todos disfrutarán abrir “Antiguas tarjetas postales dominicanas de la  colección de Miguel D. Mena” y posar la vista en sus 53 imágenes, todas fechadas  antes de 1932.
El libro es publicado por la Academia Dominicana de la Historia (ADH), con  edición y textos de su presidente, el economista, escritor e historiador  Bernardo Vega.
 
Las estampas visuales, escribe D. Mena en la introducción, son un asomo a los  primeros tres decenios del siglo XX dominicano.
“Arte, historia, antropología, política, vida cotidiana; cada una de estas  postales es ventana y puerta, puente y mirador para contemplarnos en esas  esferas primeras del siglo XX”, comparte D. Mena.
 
¿Por qué publicarlas?
Vega señala en la presentación de la obra que  esta nace a partir de una conferencia ofrecida por D. Mena en la ADH (2013) en  la que mostraba parte de su colección de postales dominicanas. Ante la  entusiasta reacción del público, D. Mena aceptó que la Academia publicase una  selección acompañadas con comentarios.
Para la selección, sigue Vega, “primó la rareza y lo inusual del tema  mostrado, dando preferencia a postales de ciudades del interior del país, ya que  las relativas a la ciudad de Santo Domingo son más conocidas”.
 
Correspondencia ilustrada
Ensayista, urbanista y editor dominicano,  D. Mena hace en la introducción del libro (2014) un recorrido por la historia  mundial y local de esa correspondencia ilustrada que las personas emprenderían  con pasión desde finales del siglo XIX; y también hace referencia al hecho de  que las fotografías e ilustraciones siempre han sido soportes, pero no testigos  con voz propia de la historiografía dominicana.

“Si valiosa es la bibliografía que analiza la complejidad de la historia  insular en su aspecto temporal, todavía será un reto la que valora la  constitución de su paisaje ñsus aspectos espacialesñ. (Ö) Esperamos que con  estas imágenes de los primeros treinta años del siglo XX dominicano recuperemos  referentes de este espacio insular en el que nos desenvolvemos”, expresa.

D. Mena recoge hechos tecnológicos, sociales e históricos que marcaron el  auge de las tarjetas postales en República Dominicana. Resalta, por ejemplo,  cómo la ocupación militar norteamericana de 1916 estimuló la impresión de las  llamadas “Real Photo Postcards” de manera privada, “debido a la necesidad de  comunicación e información con amigos y familiares”.
 
De esta forma, dice, “las postales no solo nos brindan la posibilidad de  asumir visualmente nuestros paisajes de entonces, sino también que a veces se  pueden constituir en verdaderos documentos históricos, al relatar pormenores de  la vida cotidiana de aquellos sujetos integrados en nuestra sociedad: soldados,  marines, funcionarios, familiares, turistas, científicos, políticos, etc”.

IMÁGENES DE SANTO DOMINGO Y OCHO PROVINCIAS
¿Cómo lucía el puerto  de Samaná antes de la construcción de su emblemático puente? ¿Qué edificio  ocupaba en 1911 el lugar donde hoy se levanta el histórico Royal Palace, frente  al parque de La Vega? ¿Cuán desolado quedó el parque Colón tras el paso del  ciclón San Zenón? ¿Cómo celebró el “Tío Sam” y otros miliares en el país el fin  de la Primera Guerra Mundial? Las tarjetas postales de D. Mena responden  visualmente estas preguntas. La obra editada por la ADH contiene imágenes de San  Pedro de Macorís, Montecristi, El Seybo, Santiago, La Vega, Samaná, Barahona,  Puerto Plata y Santo Domingo.