by medelmonteu
En mi anterior anécdota prometí extenderme en lo relacionado con los cambios a que fueron sometidas, por los responsables de dirigir la Oficina de Patrimonio Cultural (OPC) (1986-1996), dos edificaciones de la calle Las Damas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, ambas construidas por disposición del Frey Nicolás de Ovando.
En las fotos que aparecen publicadas con sendos artículos míos, de fechas 22 de octubre de 1994, y 4 de julio de 2001, se pueden ver los cambios. La primera foto muestra la casa contigua a la que fuera la vivienda del Comendador, que fue originalmente de un solo nivel, restaurada con bastante acierto, tal y como fue originalmente, y como debió haber continuado, siguiendo, las reglas internacionales de conservación. Muy especialmente, tratándose de un monumento histórico de primer orden. A seguidas se encuentra la misma casa, a la que se le construyó un segundo nivel. Se empañetó, haciéndose lo mismo con la que se le superpuso.
En la tercera foto a parece la edificación colindante, igualmente correspondiente a la “renglera de pares de casas”, que el Gobernador Ovando hizo construir para su renta. Esta, al igual que la anterior, fue originalmente de un solo nivel, y convertida en dos niveles, hace muchos años, por la empresa El Caribe. Al ser intervenida, los responsables de estos desaciertos demolieron el segundo nivel, como procedía, y después de un cambio de actitud le fue reconstruido el segundo nivel, que conserva todavía. Al igual que en la anterior, a ambas plantas les fue aplicado un pañete de cemento.
Dice el refrán popular: “muerto el perro, se acabó la rabia”. Y eso mismo es lo que sucedió, cuando los responsables de entonces decidieron elevar los niveles de las dos casas, atendiendo a necesidades de la ampliación del Hostal. Necesidades que pudieron haber sido resueltas por otro lado, sin desnaturalizar un par de reliquias arquitectónicas, e historia de primer orden.
Y así lo continuaron haciendo algunos de los arquitectos “restauradores”, titulados dos veces. Una en su país, República Dominicana, y otra en Roma,
Italia. Es así como volvemos a mencionar otro de nuestros dichos: “Prefiero la muerte”.
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