MI PROPUESTA
Su construcción comenzó en 1512, bajo la dirección del obispo fray García Padilla. La llegada del obispo Alejandro Geraldini, en 1519, motivó la construcción de un templo de mayor solemnidad, por lo cual se decidió la construcción del actual templo, cuya primera piedra se colocó en 1521. En 1523 se inició la construcción de manera continua hasta su consagración en 1541. Los trabajos de construcción estuvieron a cargo de Luis De Moya entre otros maestros de obras.
El 12 de
febrero de 1546, a petición del emperador Carlos V, el papa Pablo III le
concedió el status de Catedral Metropolitana y Primada de las Indias. En 1920,
Benedicto XV la designó Basílica Menor.
En ella se
albergaron los restos de Cristóbal Colón, hasta que fueron trasladados al Faro
a Colón en el año 1992. El valioso trono arzobispal, de estilo plateresco, y
que está fechado en 1540, formaba parte del coro bajo, desmantelado a finales
del siglo XIX para colocar el monumento de mármol en que se guardaron los
restos del Descubridor.
Hay
una obra, bastante bien documentada e ilustrada, que lleva por título “LA
CATEDRAL DE SANTO DOMINGO", Descripción Histórico – Artístico
Arqueológica de este Portentoso Templo, Primado de las Indias.” Editada en
Barcelona, España, en el año 1933, de la autoría de Luis Alemar.
Como
comentario obligatorio, siento el deber de tratar un aspecto de uno de los
trabajos de restauración de la catedral, durante los cuales fue parcialmente
modificada la fachada principal del templo. Por razones desconocidas, hasta
nuestros tiempos llegaron vacías las seis hornacinas que adornan la fachada.
Contrario a la leyenda relacionada con el corsario Francis Drake, de que en
ellas habían sido colocadas sendas estatuas de bronce, que fueran robadas por el
inglés, es bien sabido que no existe ninguna información de que estatuas de
metal fueran colocadas en la fachada de iglesia alguna.
Además de las
estatuas, fueron modificados los frentes de las dos pilastras que bordean el
portal principal, y “encasquetada” una gigantesca águila bicéfala alrededor de
donde hubo un escudo imperial. Debe saberse, que este tipo de intervención está
totalmente prohibido por normas internacionales. Que expresan, ”la restauración
debe terminar donde comienza la hipótesis.”
Pero aun, aunque se tuvieran huellas de la existencia de algunos de los detalles, como los que había en las pilastras en cuestión, jamás se le ocurriría a nadie que se respete eliminar esos vestigios para poner otros nuevos en la fachada de uno de los más importantes monumentos arquitectónicos de la humanidad. Y muy especialmente, tratándose de algo en que supuestamente intervinieron las huestes haitianas, durante la ocupación de 1822.
buena
ResponderEliminarBuen aporte..Si está tapando el escudo imperial, el águila bisefala,de origen masonico, habrá que moverla.
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