La versión histórica de Miguel Guerrero de la acción contra Bosch, es fruto de investigación y entrevistas durante diez años
José Rafael Sosa
joserafael.sosa@gmail.com
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Juan Bosch, preso en su despacho del Palacio Nacional, solicitó una pastilla de cianuro a Fabio Herrera, uno de sus ministros que, pese a ser asimilado por la acción militar inconstitucional, se compadeció al verlo en un catre junto al que fuera el escritorio del mandatario.
Fabio Herrera, solicitó a Luis Amiama Tió, uno de los nuevos ocupantes del Palacio Nacional, que se llevara a Bosch a una habitación con baño en la tercera planta, ya que tenía 40 horas custodiado por un oficial con metralleta en el despacho presidencial.
Fue el momento en que se quedaron solos en la habitación presidencial cuando de sus labios sale una petición que revela el nivel de indignación determinante: “Búscame una pastilla de cianuro”.
-!Déjese de tonterías, Presidente!.. Su historia no ha terminado todavía.
El cuadro
Cuando entró al despacho presidencial, el cuadro, de no ser por su dramática crueldad, no podía ser peor: un Juan Bosch, pasando 40 horas en la soledad de su despacho del Palacio, el 25 de septiembre de 1963, verse demacrado el rostro y recostado en un catre, sin perder la dignidad de hombre firme, vigilado por un oficial militar artillado con metralleta.
El hombre que hasta hacía 24 horas era el presidente constitucional de República Dominicana, ahora no tenía ni un mueble adecuado para recostarse.
¿Se atrevería ese oficial a disparar contra un hombre reducido a prisión en su despacho, si éste decidía no obedecer y salir de allí?, es una de las preguntas que se haría cualquiera, tras leer el detallado reporte histórico de Miguel Guerrero en su libro El Golpe de Estado, que ha salido justo con la conmemoración de los 50 años de aquellos hechos.
Guerrero ha proporcionado con este libro, una de las versiones mejor documentadas, respetando hechos y versiones y significando la trascendencia por hechos desconocidos que revela en la magnífica edición de su obra.
Guerrero, quien realizó más 150 entrevistas a participantes de los dos bandos enfrentados, quien procuró informaciones inéditas durante años para ofrecer una versión cierta, desapasionada dentro de lo que permite la ética de un historiador que se respete, cuenta que Fabio Herrera, quien fuera uno de sus asistentes más inmediatos y que aceptó la propuesta de los golpistas de seguir en Palacio, encontró a Bosch, en aquella lamentable situación, interregno en el cual se decidía qué hacer con aquel símbolo viviente y encanecido, de la democracia dominicana, restablecida apenas hacía siete meses.
¿Enfermo?
Guerrero relata (página 237): “Su aspecto había desmejorado. Desde su regreso de México, a mediados de mes, se decía que estaba enfermo. Debido a su malestar, algunos de sus encuentros oficiales se realizaron en su residencia y no en Palacio. A Herrera no le causó gracia el aspecto del expresidente”.
Herrera, al verlo en aquella situación, salió para gestionar que al derrocado presidente, se le trasladara a la tercera planta, donde había una habitación confortable con baño y otras facilidades, lo cual le fue concedido.
Y añade el relato: “Fue a la presencia de Luis Amiama Tió, a quien le dijo que constituía “una desconsideración” tenerle así.
Además, si algo le ocurría al expresidente, el nuevo régimen la pasaría muy mal. Era, pues, del mayor interés, el mejorar las condiciones en que se encontraba, mientras se tomaba la decisión de qué hacer con él. Amiama entendió el razonamiento de Herrera y se autorizó su traslado”.
Bajo custodia, Bosch fue llevado con Herrera como acompañante de primera mano.
Sin documento
Una de las revelaciones de Guerrero, es que el golpe de Estado se produce sin tener escrito el documento justificatorio de la acción militar, apoyada por los sectores de derecha, quienes habían desarrollado una labor de conspiración secreta y agitación social (en un programa que incluyó paralización de actividades industriales y comerciales, huelgas, sabotajes y manifestaciones de “ratificación cristiana”).
Entre el momento en que se produce el golpe, la madrugada del 25 de septiembre, y el momento en que se anuncia por Radio Televisión Dominicana, transcurrieron cinco horas sin un documento sustentativo de las razones de la asonada militar.
El documento se escribe ya con el golpe consumado y presenta las motivaciones fundamentadas en el supuesto caos que alegadamente vivía la sociedad dominicana y el peligro del comunismo.
Buena relación
El documento de Miguel Guerrero se transforma en una pieza fundamental para entender ese proceso, más allá de las condenas superficiales al hecho que frustró un proceso democrático y que generó posteriormente otros acontecimientos que como la Revolución Constitucionalista de 1965, costaría, como ya se sabe: “sangre, sudor y lágrimas”.
APUNTE
Su papel
Miguel Guerrero, en su trayectoria de periodista e historiador, ofrece ahora, lejos de sus trabajos de interpretación, conflictivos o no, la demostración de un formidable ejercicio de reconstrucción de los hechos del golpe de Estado a Bosch, distanciado en lo posible de la toma de posturas en favor o en contra. Cerca de diez años de labor de entrevistas y recopilación de información, permiten un retrato aproximado y no valorativo en lo partidario, de este desafortunado acontecimiento que cortó el naciente aliento democrático.
Miguel Guerrero, en su trayectoria de periodista e historiador, ofrece ahora, lejos de sus trabajos de interpretación, conflictivos o no, la demostración de un formidable ejercicio de reconstrucción de los hechos del golpe de Estado a Bosch, distanciado en lo posible de la toma de posturas en favor o en contra. Cerca de diez años de labor de entrevistas y recopilación de información, permiten un retrato aproximado y no valorativo en lo partidario, de este desafortunado acontecimiento que cortó el naciente aliento democrático.
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